Texto de Dora Rud
Negro Trigo
Mientras escucho  Oblivión,  Piazzola acompañando esta emoción de  recordar al Negro, leo lo que escribió Mabel Pramparo en el blog,  me encanta, me acerca, y suscribo cada  una  de  sus palabras.  En lo que  se  refiere a la serenidad, la  timidez, el  humor, la  calidez,  agrego la  humildad del Negro.
Año  71,   yo  estaba  empezando la  carrera de  arquitectura, un caótico 1er año  de  ingreso tenía  18 años y deseaba hacer mi  militancia  en  el  sector  universitario  de  la  fede, (la federación juvenil comunista) salíamos a  hacer  pintadas y volanteadas por  la  libertad de  los  compañeros  presos Trigo, Zabalegui, Magran, Silberman.  También había  otras  pintadas en la  ciudad quizás de la Fuc (que me parece también incluían a Pilcik). No conocía ni por  foto a esos  muchachos  universitarios, pero para mi  eran héroes que  habían caído presos, víctimas de la  represión de la  dictadura por defender la  dignidad y los  intereses de todos, estudiantes y sectores populares.  En la Facultad  el Taller Total.
En el verano  del  año 1972,  uno  de  esos  muchachos  que había  salido  de  la  cárcel  necesitaba  un lugar para  estar en Córdoba  hasta  que  pudiera acomodarse. En mi casa había  lugar, total mis  viejos estaban en  Cabalango, y siempre  había  sido una casa con visitas, ya  vería como reaccionaba mi hermano y mis viejos.
No recuerdo  cuánto fue el tiempo  estuvo  El Negro viviendo en  casa. Estaban en casa  mi  hermano, Cacho Rud,  que  cantaba en el grupo de  música  Elegía y de  canto popular  de  Córdoba y su novia  de entonces, Rosette, la  francesa  que aparecía en canal 10 con un piloto  en los  videos de  Ezchoyez con el  clima. 
Si recuerdo que  fue  muy llevadero  el  reparto  de  tareas,  cómo disfrutaba  el  Negro los  “ratatouille” de la  Rossete, como  hicieron migas  entre  ellos, también con Ruben que era  mi  novio, y como  fue  naciendo una  entrañable  amistad. La  duda  era  qué  iba  a  pasar  cuando  volvieran  mis  viejos  y  encontraran  a  este muchacho en casa.  
Ocurrió  que  mi  viejo (Juancito Rud, el  de la  Farmacia  del Mercado)  encontró en  el Negro un  socio para  charlar y ver la  tuerca y a Olmedo (seguramente “yeneral” Gonzales etc ) a  la  noche  en 
Digamos  que todos  queríamos  que   encontrara su lugar,  pero nadie  quería  que  El Negro  se fuera pronto.  Así lo conocí. 
Mientras  tanto en la  Facultad yo tenía una  compañera, Susana  Almirón, de San Francisco, que  vivía  en una  casa de  la  Cañada, alli conoci a La  Chirola, la  dueña y las  otras chicas  de  afuera  que  vivían y  estudiaban en Córdoba, también a  Raquel, a la  flaca, Adriana, Mabel, Norma.  Yo iba  a  esa  casa  por  cuestiones  de la  facultad y el Negro  también. Me  parece que  también Elena estudiante  de  arquitectura, mendocina que novió con El Negro, vivó un tiempo allí antes de irse de  Córdoba.  
Allí que se conocieron con  Raquel y se  enamoraron.  La felicidad parecía nueva, increíble, Raquel un cascabel,  El Negro reflexionando, hablaba lo necesario, sonreia  con la  mirada ambos  apasionados.  
En el verano  del 75, Ruben y yo fuimos  con  Raquel y El Negro   a Comodoro Rivadavia  de vacaciones, conocimos  a  la  familia del Negro, Anita, la mamá, los  hermanos Jose, Hugo, Bartolo;  (Angélica no  estaba en esos  días) , y ellos  conocieron a  Raquel personalmente,  conocimos la  tan mentada  Comodoro, que  tanto también nos  hizo querer , el viento, las  conservas  de  caracoles y otros  bichos que  preparaba  Norma, los  pozos  de  petróleo de  YPF, la  ciudad no  planificada  para  ese  clima. Hicimos planes  para  ir, en  otro  viaje,  al Rio Senguer un lugar  también amado  por  El Negro.
El casamiento
Recuerdo que  viajamos  con Ruben ese dia  de Octubre del  75 desde  Córdoba  para ir al casamiento civil en Las Varillas, creo fue  la  primera  vez  que ví al Negro con traje, estaba  emocionado, tan feliz y Raquel radiante , producida , relinda, y con el  vestido de fondo oscuro con florcitas que le  había  hecho mi mamá –Rosita- .  Tal como  lo  describe  Mabel, fue un momento de gran alegría para  ellos y para nosotros también. Luego fuimos  al almuerzo,  arroz a la  provenzal  y pollo,  todo casero obviamente, preparado por madres,  amigas y tías, tal como eran nuestras fiestas de casamiento  en  esos  tiempos. 
Veo en las  fotos  a la  flaca, a Mabel, a  
Hace  poquito  en  Cabalando Raquel me recordó que  la  breve  luna  de  miel fue  alli , en la  casita  de  mis  viejos, invadida  el  domingo  por  los  que  llegaban de  Córdoba, incluyendo  los  vecinos  y que  
Para Agustin y Raquel
Por  último  agradezco a Agustin   y a  Raquel por  darnos  la  oportunidad  de  recordar entre todos, sumando un granito para el homenaje  al Negro. Estos  pequeños  recuerdos  de  momentos de  la  vida  del Negro  son  también  parte  de  mi vida e incluyen a mis  seres queridos  que tampoco   están. Rescatar estos recuerdos es revivir esos momentos que en buena hora  fueron  vividos y  están guardados  en  el  corazón.  Gracias
9 de  abril de 2009
